El Portillín
Un buen día de Diciembre Ángel Blanco nos dijo que íbamos a
hacer la primera invernal al Portillín por la vía de los Catalanes, ya la
habíamos hecho en primavera, aquella vez nos acompañó Cruz, pero en ésta
ocasión solo fuimos fuimos Ángel, Monchu y yo.
Ángel llevaba unas estacas de madera afiladas que ya
habíamos probado para asegurar en hielo en un Cursillo de técnica invernal en el
alto Terreros.
Ya se que no es lo mismo que hacer la oeste del Urriellu en
invierno, ni en subir al Capitán después de hacer una fotos del río Merced, pero
para haber sido mi primera mixta roca-hielo, El Portillín nos regaló una buena
aventura.
Era el día de Nochebuena, tal vez del año 1970 o 71,
amaneció un día luminoso, muy frío pero según entrábamos en faena no era para
tanto, pude fotografiar los primeros rayos del sol sobre el Valle mientras estábamos
en la pared.
Fue una ascensión preciosa, aunque por la parte vertical no
había demasiada nieve, una vez llegamos arriba disfrutamos de una bella panorámica.
En principio bajamos en dirección a la Forqueta del Portillín pero antes de llegar nos metimos en una canal con abundante nieve que cruzaba siguiendo la crestería y por ella seguimos.
Me dio la impresión que conforme íbamos bajando se volvía mas vertical, la nieve
estaba dura bajo los pies pero la nieve virgen era muy abundante, aunque en unos
metros solo quedó el hielo.
El último recuerdo claro que tengo es que siendo la
pendiente tan empinada, clavé con ganas el
piolet y taladré una de mis botas por la puntera, las cuales estaban alojadas en los mínimos escalones
que habíamos tallado a golpe de crampón, craso error, tenía que haber clavado
el piolet a media altura sobre la vertical y no clavarlo hacia abajo.
Luego salimos de la canal hacia la izquierda, a la zona de
bajada de la Forcada y a partir de ahí el descenso fue mas relajado, aunque llegué a
pensar que no nos daría tiempo a llegar a casa a tiempo para la cena de Nochebuena,
pues todavía nos quedaba bajar hasta Campomanes a coger el tren a Gijón.
Tuvimos que llegar a tiempo, sino lo recordaría.
Me escribe Monchu y me comenta que si llegamos a tiempo para cenar fue gracias a su padre que vino a recogernos.
Me escribe Monchu y me comenta que si llegamos a tiempo para cenar fue gracias a su padre que vino a recogernos.
En los años siguientes Ubiña fue un lugar muy visitado, casi
tanto como los Picos del Cornión..
La gran Xelada
Ángel Blanco
Monchu
Monchu y Angel
Paisaje
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