© Luis M. Lafuente
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Mao Tse Tung
"El peor enemigo de la revolución es el burgués que muchos revolucionarios llevan adentro."
En Hangzhou, Zhejiang los pájaros también cantan al amanecer, sus trinos me
recordaban a nuestros mirlos y de igual manera volvían a entonar sus
melodías al atardecer, a pesar de lo que llaman una pequeñña ciudad, ocho millones de habitantes, los pájaros y sus trinos se hacen de oir en los miles de árboles de los jardines urbanos.
El Hotel, en el que no había gentes de piel blanca, como ellos dicen, “Languais”, quedaba muy cerca de la Universidad de Zhejiang, uno de los varios campus de la ciudad, todo esta situado en un entorno lleno de bosques y con abundante vegetación ciudadana en forma ajardinada, podíamos ir caminando hasta los dos Jardines botánicos mas cercanos o al Campus de la Universidad presidido por una inmensa estatua de Mao, de unos quince o veinte pisos de altura que con su mano derecha en alto parecía estar dándonos la bienvenida.
Comenzábamos el día yendo a desayunar a una franquicia francesa de
pastelería, bollería y cafés, al entrar al pequeño local, una voz en
chino nos daba la bienvenida y al salir nos agradecía que hubiésemos
ido y nos invitaba a volver, nadie allí, como en el hotel sabía otra
lengua que el Chino.
El establecimiento de desayunos estaba atendido por adolescentes con
cara de niños, porque es prácticamente imposible el saber la edad que
tienen, con sus rostros aniñados aventurar una cifra era equivocación
segura..
La carta de cafés, te y chocolates estaba en chino e Inglés pero lo mismo daba, allí solo dominaban el idioma nacional y yo solo entendía en chino si lo quería frío o caliente, pero el riesgo de pedir una cosa y tomar otra carecía de importancia, todo estaba sabroso, eran muchos empleados, todos muy atentos y con la mas amplia sonrisa en su cara, opté como solución señalar con una pajita apuntando al café que deseábamos y arreglado. Ya en los últimos días comprobé que la palabra “Chocolate” en español o su variante en cualquier idioma la entendían perfectamente.
Pero para ir a desayunar había que enfrentarse a una gran prueba,
había que estar muy atento y mejor ir en pareja para que cada uno
mirase a cada lado, me refiero a cruzar un paso de peatones en una
avenida de tres carriles por cada lado mas sus correspondientes
carriles bici, mas las bicicletas, motos y motocarros que convergían
en el cruce procedentes de los cien puntos cardinales, si, he dicho
cien..
El semáforo se ponía en verde y bajo el logo del peatón caminando se
iluminaba una cuenta atrás indicando al peatón los segundos que le
quedaban para que el semáforo se pusiese en rojo, a nuestra derecha
los coches iban apretando el acelerador como si de una salida de
formula 1 se tratase, entre los peatones se mezclaban motos
eléctricas, que son un peligro porque no meten ruido alguno,
bicicletas eléctricas, mas de lo mismo y los motocarros con cartón,
chatarra o pasajeros, que por su volumen casi siempre te acababan
rozando, todos ellos junto a una barahúnda de ciudadanos comparten el
espacio a todo lo ancho del paso de peatones compitiendo por llegar
sanos y salvos al otro lado.
Había leído y me corroboraron cuando llegamos, que nunca corriésemos si veíamos que los segundos en verde se acaban, si lo haces todos los coches irían a por ti, no lo creímos y corrimos y y no se crean, faltó poco el primer día.. o sea que ándense con cuidado, el cruzar allí un paso de peatones requiere una técnica depurada que requiere entrenamiento previo, aunque también te la puedes jugar a los chinos..
En horas punta la cosa se complica, los taxis aceleran y es frecuente ver choques entre coches y motos, bicicletas o autobuses, aunque según me dijeron todo se arregla con dinero y rara vez llegan a las manos, vimos un choque y los enfrentamientos nunca rebasaban el metro de acercamiento, se podían insultar de todo pero nunca llegaban a las manos, siempre respetaban esa distancia, supongo que por prudencia.
En Shanghái el peligro era muy superior por la velocidad de los
coches, mejor cruzar el semáforo en dos fases que arriesgarse a cruzar
de una vez, aunque dispongas de unos pocos segundos en verde, allí si
ves que se te acaba el saldo de segundos, quédate a la mitad o te
rompen la crisma..
No cabe duda de que explicar los modos de cruzar un semáforo con
seguridad daría para varios artículos pero al haber tantas variables
sería imposible de sintetizar el texto, aunque a riesgo de hacerlo
demasiado simple, lo resumiría en dos palabras…”cuidadín..cuidadín.."
Recuerdan a los conductores para que sean amigables y armoniosos
Y cuando ya creías que estabas a salvo, te pueden atropellar por la acera..
Aparcamiento
por la acera
Pero pa dir almorzar había qu'enfrentase a una gran prueba, había que
tar bien sollerte y meyor dir en pareya por que cada unu mirara a cada
llau, refiérome a cruciar un pasu de peatones nuna avenida de tres
carriles per cada llau mas los sos correspondientes carriles bici, mas
les bicicletes, motos y motocarros que converxíen nel encruz
procedentes de los cien puntos cardinales, si, dixi cien..
"El semáforu poniase en verde y sol logo allumábase una cuenta trás
indicaba al peatón los segundos que-y quedaben por que'l semáforu
poner en colloráu, a la nuesa derecha los coches diben apertando
l'acelerador como si d'una salida de formula 1 tratárase, ente los
peatón entemecíen motos eléctriques, que son un peligru porque nun
meten ruiu dalguno, bicicletes eléctriques, mas de lo mesmo y los
motocarros con cartón, chatarra o pasaxeros, que pol so volume casi
siempres te acababen raspiando, toos ellos al pie de un marafundiu de
ciudadanos comparten l'espaciu a tou lo ancho del pasu de peatones
compitiendo por llegar sanos y salvos al otru llau. Casi na.."
Continuará
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